EL SECRETO DE LA EDUCACIÓN DE ALGUNOS
PAÍSES
EL SECRETO
FINLANDÉS:
Los resultados del primer estudio PISA,
llevado a cabo en el 2000. Los finlandeses habían emprendido desde hace 30 años
profundas reformas en su sistema educativo; pero no habían tenido aún la
oportunidad de constatar los efectos positivos de un modo tan incuestionable y
en el marco de un estudio comparativo tan extenso.
Finlandia es un país donde las
desigualdades consiguen ser corregidas mejor por la educación; es un país donde
las diferencias de capacidad entre los chicos y chicas son las más bajas y
dónde los alumnos tienen una valoración muy positiva de ellos mismos con
relación a los aprendizajes.
LAS
CLAVES DEL ÉXITO:
Cada
alumno es importante.
La fórmula que concentró gran parte:
¿Qué es necesario poner en el centro del sistema, el alumno o los
conocimientos? Finlandia eligió sin discusión la primera alternativa. Parece
incluso que un fino y profundo análisis de las necesidades reales de cada
alumno es lo que está detrás del asombroso éxito del sistema, pacientemente
construido en 30 años de reforma. La idea de que un alumno feliz, bien
desarrollado, libre de progresar a su ritmo, adquirirá más fácilmente los
conocimientos fundamentales no es una utopía de un pedagogo iluminado: es
simplemente la idea que orienta la acción de todos: el Estado, las
municipalidades, los directores de establecimiento, los profesores. Finlandia
respeta profundamente los conocimientos, pero respeta aún más a los individuos
que están en proceso de adquirirlos. Y eso no es tenido allí como un idealismo
desabrido, sino por el más elemental pragmatismo.
Un
medio ambiente cálido y acogedor.
El alumno debe sentirse en la escuela
“como en su casa”. Toda divergencia entre la escuela y la casa debe ser borrada
en la medida de lo posible. El marco de vida está concebido para favorecer esta
continuidad: la escuela es un lugar de vida donde los espacios de trabajo son
extensos y dónde los lugares previstos para el descanso son cómodos. Los
alumnos descansan en pasillos de colores cálidos y a menudo decorados por
trabajos de ellos mismos, sin carreras ni empujones. Sin degradaciones: los
locales están limpios y se respetan como un segundo hogar. Pareciera incluso
que no está en el espíritu de los alumnos la idea de manchar, de destruir.
En cuanto a las relaciones entre los
profesores y los alumnos, éstas son de gran familiaridad, lo que no excluye en
ningún caso el respeto mutuo. Desde el jardín de niños hasta el liceo, los
profesores son accesibles, están disponibles y atentos. Los profesores buscan
ayudar a los alumnos a aprender. Todo es extremadamente cálido y amistoso.
Ritmos
de aprendizaje adaptados a los niños
A partir de 7 años los niños comienzan
normalmente el aprendizaje de la lectura. Antes de esto, en el jardín de niños
(de 1 a 6 años) y en la educación preescolar (de 6 a 7 años) se pretende sobre
todo despertar las aptitudes de los niños, sus habilidades, su curiosidad. Cada
día es dedicado a una disciplina (música, deporte, actividades manuales o
artísticas, lengua materna, matemáticas) pero los niños trabajan solamente
durante la mañana, siempre de manera muy atractiva. La tarde es reservada al
juego.
Los aprendizajes iniciales se logran
sin violencia, sin tensión y sin presiones, con la preocupación constante de
estimular, de motivar, de mantenerse en estado de escucha. Si un niño muestra
disposiciones particulares, se le dará la oportunidad de aprender a leer
precozmente (6 años). En cambio, y estando de acuerdo con los padres, los profesores
pueden dejar a un niño hasta los 8 años en el jardín si todo indica que no está
listo para la lectura.
La repetición de año está, en
principio, proscrita por la ley; puede ser propuesta de modo excepcional, pero
en este caso debe ser siempre aceptada por el alumno y por la familia. En
cambio, se organiza sistemáticamente grupos de apoyo para los alumnos que
muestran tener dificultades en una u otra materia. Además, se envía a la clase
un auxiliar para apoyarlos.
La jornada de trabajo se organiza
cuidando respetar los ritmos biológicos del niño y de evitar todo cansancio
inútil: hasta los 16 años – cuando se finaliza la escuela obligatoria- las
sesiones se limitan a 45 minutos y se entrecruzan con períodos de descanso de
15 minutos durante los cuales los alumnos pueden caminar libres por los pasillos,
hablar tranquilamente en las salas de descanso, jugar o utilizar las
computadoras puestas a su disposición.
Una
detección precoz de las desventajas y desordenes del aprendizaje y uso de las
ayudas específicas
Con el fin de poder adaptarse lo mejor
posible a las necesidades de cada niño, los finlandeses tienen establecida una
detección precoz y sistemática de los desordenes del aprendizaje y de
desventajas diversas. Desde el jardín de niños, los alumnos son sometidos a una
serie de pruebas. Los que muestran mayores desventajas pasarán al primer grado
de escuela primaria en clases especializadas que serán llevadas a cabo con
5 alumnos por clase, con profesores
formados a tal efecto. Las clases para niños “con necesidades especiales” se
dan en escuelas normales, lo que permite integrarlos a ciertos cursos
“normales” donde esto sea posible (trabajos manuales, música, deporte –
naturalmente, cuando no se trata de una desventaja física). Cuando los
problemas son menores, se prefiere la integración total, con todos los medios
técnicos necesarios para favorecerla.
Un
promedio alto de atención a los alumnos.
Durante los primeros años de la escuela
obligatoria (“Basic Education”, de 7 a13 años), el número de alumnos por clase
no debe sobrepasar de 25. En realidad, la norma parece indicar un número menor:
20 alumnos. Desde la escuela primaria, e incluso en la secundaria, hay
auxiliares de educación que colaboran con el profesor en la misma clase o se
hacen cargo de grupos reducidos de alumnos que necesitan ayuda particular.
Alumnos
activos y comprometidos.
A lo largo de mi visita, no asistí a
ninguna clase magistral. Siempre vi alumnos en actividad, solos o en grupo.
Siempre he visto a profesores que solicitaban su participación y se mantenían
atentos a sus demandas.
Pero en Finlandia ésa la norma. El
profesor está allí como un recurso entre otros. En una clase de finés las
paredes están cubiertas con estantes de libros; no hay una sala que no tenga su
retroproyector, su computadora, su vídeo proyector, su TV y su lector de DVD.
Todos los medios para poner a los alumnos en contacto con los conocimientos son
buenos y los alumnos son constantemente impulsados para construir un sentido a
su medida a partir de todo lo que tienen a su alcance.
Una
libertad de elección delimitada.
Una de las características más conocidas
del sistema finlandés es la gran libertad de elección dejada a los alumnos para
organizar sus estudios. En realidad, esta libertad es progresiva, y está en
relación con el grado de madurez de los alumnos. A lo largo de la educación del
“ciclo fundamental" (entre 7 y 13 años) los estudios son iguales para
todos. Los alumnos comienzan el aprendizaje del inglés a los nueve años; a los
11 pueden elegir otra lengua entre el alemán, el francés, el sueco y el ruso
(El alemán suele ser tener una preferencia claramente mayoritaria).
Una
evaluación motivadora.
Hasta los 9 años los alumnos no son
evaluados con notas. Sólo a esa edad los alumnos son evaluados por primera vez,
pero sin emplear cifras. Así, la adquisición de los saberes fundamentales puede
hacerse sin la tensión de las notas y controles y sin la estigmatización de los
alumnos más lentos. Cada uno puede progresar a su ritmo sin interiorizar, si no
sigue al ritmo requerido por la norma académica, ese sentimiento de deficiencia
o incluso de "nulidad" que producirá tantos fracasos posteriores, esa
imagen de sí tan deteriorada que, para muchos alumnos, hace que los primeros
pasos sobre los caminos del conocimiento sean a menudo generadores de angustia
y sufrimiento.
Finlandia ha elegido confiar en la curiosidad
de los niños y en su sed natural de aprender. Las notas en esta fase no serían
más que un obstáculo. Ello, por supuesto, no excluye informar a las familias
regularmente sobre los progresos de sus niños.
Una selección exigente.
La selección inicial contribuye a
contar desde el comienzo de los estudios con candidatos elegidos considerando
no sólo las competencias disciplinares y teóricas que poseen sino tomando en
cuenta también el concepto que ellos se han formado sobre su oficio y el
conocimiento que tienen conocimiento de la infancia.
Los profesores deben conseguir un
puesto. No hay en Filandia un « movimento » nacional, ni siquiera regional o
departamental de profesores. Son las municipalidades, que tienen amplias
competencias en materia de educación, las responsables del reclutamiento. Ellas
comparten esta responsabilidad con los 12 establecimientos de enseñanza, cuyos
directores participan en las comisiones y pueden influir en las decisiones en
función de sus necesidades y proyectos. Los profesores son pagados directamente
por los establecimientos, cuyos presupuestos, solventados por las
municipalidades, incluyen los salarios de los docentes.
Una formación inicial cuidadosa.
Todos los profesores deben ser
titulares de una maestría (maestría en ciencias de la educación para los «
class teachers », maestría en una disciplina para los « subject teachers »), la
que será complementada, como ya lo hemos dicho, con estudios de pedagogía.
Un tiempo moderado de trabajo pero con
un definición amplia del servicio
Hemos visto que los profesores
finlandeses no son mejor pagados que la mayor parte de sus colegas de los
países de la OCDE. Los profesores
consideran igualmente como parte de su trabajo la relación con la familia fuera
del horario escolar: no es raro que un profesor visite el domicilio de sus
alumnos para tomar nota de sus condiciones de vida, tarea que en Francia es
asumida por los asistentes sociales.
Condiciones materiales óptimas
Los profesores finlandeses gozan de
condiciones materiales de trabajo particularmente favorables. La carga docente
–lo he dicho ya- rara vez excede de 25 alumnos. Las aulas son espaciosas y
totalmente equipadas con los recursos más modernos.
Una completa libertad pedagógica
Los profesores con quienes me
entrevisté mostraban un grado impresionante de satisfacción respecto de su
trabajo. No eran profesores amargados, decepcionados, desengañados; por el
contrario, eran profesores felices, orgullosos de su sistema educativo, al que
consideran con toda justicia como particularmente bien organizado.
Una vez que han pasado el trance de la
formación y reclutamiento, los profesores gozan de una libertad pedagógica
total y de un margen amplio de autonomía y de iniciativa; y seguramente es ése
el componente esencial de su motivación.
Profesores expertos asociados a la
universidad
Concluidos sus estudios, los profesores
mantienen un contacto estrecho con la universidad. Su nivel de formación y su
experticia en pedagogía sostienen su derecho a ser miembros asociados. Ellos
participan en la formación de sus colegas acogiéndolos en sus clases e
interviniendo en las sesiones de la facultad. Ellos son consultados
regularmente sobre el contenido de los programas, en los cuales, para su
aplicación local, ellos pueden incorporar los cambios que les parecen
pertinentes, siempre en acuerdo con el director del establecimiento y los
responsables locales de la educación.
Una formación continua claramente
determinada
Muy preocupados por mantenerse al día
con los cambios de la sociedad y de su profesión, los profesores participan
regularmente en acciones de formación continua. Los directores de los
establecimientos pueden estimularlos a hacerlo sobre asuntos que sienten como necesarios.
Esto no se consigue en un régimen de obligación sino mediante la negociación y
el diálogo. El papel de los profesores en el éxito del sistema finlandés
aparece así en el primer plano. Dueños de una formación inicial de alto nivel,
en la cual la pedagogía ocupa un lugar fundamental, ellos gozan de una gran confianza
y consideración de parte de su institución y aun de la sociedad entera. Ellos
se involucran profundamente en un oficio que aman y que los motiva, pues se
sienten libres para desarrollar su propia manera de enseñar.
http://youtu.be/yRMWcsqnsmY
EL SISTEMA EDUCATIVO JAPONES
En países desarrollados
como Japón la alfabetización es de 99% debido a la prioridad que se le da al
sistema educativo. El gobierno de Japón cuenta con un sistema de becas para
estudiantes extranjeros con la finalidad de elevar el nivel académico del Japón
mediante intercambio internacional. Unos 65 000 estudiantes extranjeros se
encuentran en Japón.
La educación es obligatoria únicamente durante los nueve años que duran la
primaria y secundaria entre 6-17 años pero el 97% de los alumnos continúa sus
estudios secundarios superiores. La razón principal es que la sociedad japonesa
está basado en la titulocracia,
es decir, que la posesión de una determinada titulación es fundamental para
ocupar cierta posición social. Hay escuelas de formación profesional y colegios
para disminuidos físicos.
En Japón el nivel de cultura y alfabetización ha
sido siempre sumamente alto. Allí la enseñanza secundaria no es obligatoria,
pero aún así la mayoría de los estudiantes continúan con ella. El objetivo de
esta educación nunca será el bien del individuo, si no el bien del colectivo y
la sociedad japonesa. Los estudiantes deben aprender a criticarse, a saber
manejarse en casi todos los aspectos necesarios para la vida y, sobre todo, deben
trabajar muy duro. Los estudiantes japoneses siempre se sitúan entre los
primeros de los rankings mundiales. En la mayoría de exámenes matemáticos en
los que participan, por ejemplo, son siempre los primeros de todos los países.
Es un aspecto social y cultural que les viene
enseñado desde muy pronto. Esta forma de educarse, muy importante para los
japoneses, es un aspecto que cultivan y fomentan casi desde el nacimiento del
niño. Todo ello con el fin de que en un futuro sean útiles a la sociedad en la
que viven. Sin embargo esta perfecta formación debe empezar pronto o no estará
completa.
Universidad
Comienza a la edad de 18 años y su finalización varía según el tipo de
educación universitaria que elijan. Para acceder a una universidad privada es
necesario realizar antes un examen con el que se pueda pasar, examen para que
el estudian todo el último año de bachillerato. Existen universidades públicas,
pero los estudiantes en Japón prefieren realizar el examen para una universidad
privada y acceder así a las mejores de Japón. La alternativa para aquellos
jóvenes que no lleguen a la nota o no quieran ir a una privada, es la
universidad pública o el acceso directo a la universidad que esté unida al
centro en el que estudiaron bachillerato. Estas son las subdivisiones de las
que se conforma el sistema educativo de este país. Generalmente aquellas que
aportan a los estudiantes el carácter que poseen, son las dos últimas. Casi el
94% de los jóvenes japoneses pasan a la escuela media y el bachillerato, a
pesar de que a partir de la escuela elemental la educación deja de ser
obligatoria. La presión a
la que los estudiantes japoneses se ven sometidos es ciertamente abrumadora.
Desde que son niños se les prepara para ser perfectos. Fuera de la
enseñanza obligatoria o educativa, la mayoría de niños y jóvenes realizan
diversas actividades. Las escuelas japonesas poseen una gran oferta de
actividades extraescolares, que los japoneses no dudan en compaginar con sus
extensos estudios.
http://youtu.be/469JDPkkh5E
EL SISTEMA EDUCATIVO DE COREA DEL SUR
Corea
del Sur daba la campanada en el último informe PISA al arrebatar a Finlandia el
primer puesto mundial como el país con mejores resultados en comprensión
lectora y conocimientos matemáticos y una buena nota en competencia científica.
Era la constatación de un «milagro» educativo, que en 60 años no solo ha
sacado al país del analfabetismo que existía tras su liberación de Japón en
1945 sino que lo ha elevado al podio de la OCDE.
Una tierra de
campesinos analfabetos y semianalfabetos con solo una muy pequeña clase urbana
se ha transformado en una de las naciones con mejor educación del mundo»,
constata el profesor estadounidense.
A través de la educación se reconstruyó el país
después de la guerra tanto social como económicamente, un objetivo que aún hoy
se mantiene en esencia. «El principio fundamental de todo el sistema educativo
coreano es fomentar la formación como medio para el crecimiento económico
del país.
El sistema educativo comprende de uno a tres
años de preescolar, seis años de escuela primaria, tres del ciclo medio de la
escuela secundaria, tres del ciclo superior de secundaria (preparatoria), y
cuatro años de facultad en la universidad. La educación primaria es obligatoria
y gratuita, con almuerzo incluido y los tres primeros años de secundaria
también son obligatorios.
El 98% de los
estudiantes termina la educación secundaria y casi un 60% obtiene un
título universitario en Corea del Sur. Detrás de este éxito, hay jornadas
maratonianas de estudio: Seis o siete horas de clase en la escuela, más
cuatro o cinco horas de clase privadas, más tiempo de estudio en casa o en
bibliotecas para un estudiante de secundaria. Los alumnos surcoreanos estudian
16 horas más a la semana que la media de la OCDE. Las familias invierten mucho
en la educación de sus hijos, y al mismo tiempo exigen muy buenos resultados,
constata Oh Dae-sung.
A la disciplina y el
esfuerzo acompaña un gran respeto por la figura del profesor. «En Corea se
sigue el dicho "al profesor no se le pisa ni la sombra"»,
aseguran desde Han-Association, porque «es una persona que eligió la vocación
de transmitir sus conocimientos, no la profesión de funcionario y, por tanto,
se agradece siempre su esfuerzo». Los profesores se encuentran entre los
profesionales mejor pagados del país y se someten a evaluaciones en las que
participan los estudiantes y los padres para mejorar su nivel de
especialización.
Se considera la
educación como la mejor inversión, pues los coreanos no estudian para ser empleados
de una gran empresa, sino que estudian y trabajan para fundar sus propias
grandes empresas que puedan expandirse (y con ellas la cultura coreana) a todo
el mundo», añaden desde la asociación.
http://youtu.be/eYMTP4sXqtE